9/10/2007

No todo el mundo

Primero, hoy debería estar "colgando" mi columna de esta semana. No lo haré, porque tomé la decisión de descontinuarla. Dinero es una gran revista que presta un servicio de primera a un segmento de mercado importante en cualquier país. Tengo respeto por sus propósitos y por sus ejecutivos. Esa respetabilidad no equivale a decir que todo el mundo se adapta. Yo soy un ejemplo de ello: no logré adapatarme a sus prácticas administrativas y me voy.

Segundo, este sitio es más el apéndice de una columna de opinión que un blog propiamente dicho. Mi idea es que una columna de opinión en economía requiere mucho más espacio del asignado en el formato tradicional y que la web es una tecnología a la medida de la necesidad. El propósito central que he tenido acá es profundizar los temas de la columna, expandir los argumentos, exponer las evidencias y someterlo todo,  ahí si, al juicio de lectores exigentes, que no tragan entero. Desaparecida la columna, obviamente desaparece el blog. Muchas gracias a quienes se interesaron: nos veremos en la próxima aventura.

8/28/2007

Salud (6): Más sobre la Insatisfacción...

El profesor Angus Deaton acaba de hacer públicos los resultados de un examen cuidadoso que le hizo a la famosa Gallup World Poll de 2006. Una de las facetas que examinó es la satisfacción, por país, con el sistema de salud respectivo. Siendo una encuesta completamente homogénea mundialmente, los resultados que Deaton nos enseña son interesantes y refuerzan la tendencia al deterioro que tiene la percepción de los americanos con su sistema, como se veía en la columna: 

Particularly remarkable is the position of the largest rich country, the United States, where only 52 percent of the population express themselves satisfied with the healthcare and medical system, a figure that is not only much lower than the comparable figure in any other rich country—for example, in Britain the fraction is 63 percent—but also lower than the fractions in (to take a few examples from many) India, Iran, Sierra Leone, or Malawi. The US ranks 81st among the 115 countries for which these data were collected.

Salud (5): Propuestas, propuestas

En medio de un debate que con frecuencia se torna excesivamente detallista, es refrescante escuchar argumentos "grandes", es decir, propuestas que identifican los aspectos centrales del problema, subrayan las limitaciones del enfoque "prudente", "gradual" y casuistico, etc.... y, sobre todo, que proceden a proponer. Asi las propuestas sean políticamente incorrectas y demasiado riesgosas de asumir para los políticos. Un caso: la propuesta del Profesor L. Kotlikoff (U. de Boston). Dice que se debería introducir un sistema sencillito:
1. Se identifica el nivel de gasto público financiable.
2. Se asigna a cada habitante un "voucher" que hace dos cosas:
(a) Identifica una canasta mínima de servicios definidos técnicamente
(b) pondera el promedio nacional (gasto total financiable / población), pero tambien pondera estado inicial de salud (el voucher es mas alto para los mas enfermos ----(eso evita descreme posterior por parte de las aseguradoras).
3. Cada ciudadano escoge una aseguradora y un plan. Si el plan vale mas que el voucher, paga de su propio bolsillo. Si la aseguradora es capaz de proveer el servicio requerido a un valor menor del asociado al voucher, se queda con la plata.
La idea es muy atractiva para Colombia, creo yo. Argumentos:
1. Saca de las nóminas empresariales el costo de asegurar colombianos. Toda la fuente de financiación son los impuestos.
2. Es totalmente equitativo: todos recibimos lo mismo por el simple hecho de ser colombianos. El unico privilegio es para los mas enfermos. Elimina, asi, casos flagrantes de inconstitucionalidad.
3. Elimina todos los beneficios tributarios derivados de pagar por la salud y los reemplaza de manera directa por gasto público. Toda la "progresividad" quedaría en el aparato tributario: los ricos pagan un seguro de salud por un valor mucho mas alto que el valor de su voucher, los pobres pagan un seguro por un valor mucho menor.
4. Lo mas importante: nos obliga a pensar con seriedad cuales son, y cuales no son, los componentes del servicio mínimo que recibiríamos todos.

8/27/2007

Salud (4): Mientras tanto, en Inglaterra..


En el informe se estudia la estructura de "cargos" o tarifas que cobra el Servicio Nacional de Salud (NHS) a los ciudadanos y se concluye que:

In the future, the NHS may not be able to pay for every possible medical treatment in a country with an ageing population, demographic pressures, rising public expectations and increased possibilities of medical treatment and long-term therapies. Some treatments or procedures may have to be charged for. The Government should consider this possibility sooner rather than later to ensure that a set of consistent criteria apply to those areas for which a fee is charged, to avoid the development of charges in an ad hoc way, as has been the case until now.

En otras palabras: hay que pasar a encontrar maneras equitativas de introducir un esquema racional de precios.

Salud (3): Falacias que uno escucha...

"Lo deseable", dice la leyenda, "es un proveedor único que se encargue del tema  --preferiblemente el Estado---.". La falacia incluye fuertes referencias a las diferencias entre Canadá (sistema prácticamente socialista, con prohibición explícita a la provisión privada---- y Estados Unidos, un sistema descrito comunmente como una colcha de retazos, en el cual el sector privado se encarga del 55% de las erogaciones.

Va un artículo, escrito por el Dr. David Gratzer, un médico canadiense, sobre la verosimilitud de esta presunta evidencia empírica. Su carta de presentación:

(...) as a Canadian, I had soaked up three things from my environment: a love of ice hockey; an ability to convert Celsius into Fahrenheit in my head; and the belief that government-run health care was truly compassionate. What I knew about American health care was unappealing: high expenses and lots of uninsured people. When HillaryCare shook Washington, I remember thinking that the Clintonistas were right.

Su visión sobre el curso y estado actual del debate canadiense en materia de salud pública, -----que, entre otras, es un toma & dame apasionante:

Canadian doctors, long silent on the health-care system’s problems, are starting to speak up. Last August, they voted Brian Day president of their national association. A former socialist who counts Fidel Castro as a personal acquaintance, Day has nevertheless become perhaps the most vocal critic of Canadian public health care, having opened his own private surgery center as a remedy for long waiting lists and then challenged the government to shut him down. “This is a country in which dogs can get a hip replacement in under a week,” he fumed to the New York Times, “and in which humans can wait two to three years.”

También tiene importantes desarrollos observados en Gran Bretaña y en Suecia. Finalmente, su aporte al debate en Estados Unidos:

America is right to seek a model for delivering good health care at good prices, but we should be looking not to Canada, but close to home—in the other four-fifths or so of our economy. From telecommunications to retail, deregulation and market competition have driven prices down and quality and productivity up. Health care is long overdue for the same prescription.

Vale la pena, también, mirar este estudio que se basa en una encuesta a mas de 300 ciudadanos de Estados Unidos, que viven en Canadá, y que tienen recursos materiales. Es el primer ejercicio que intenta hacer comparaciones entre sistemas de salud, tomando como base la opinión y la experiencia de personas que los han experimentado ambos. La conclusión:

The features of the US system rated most positively were timeliness and quality; those rated most highly in the Canadian system were equity and cost-efficiency. The most negatively viewed features of the US system were cost/inefficiency and inequity; those of the Canadian system were wait times and personnel shortages. Although respondents generally rated the components of the US system more favourably than Canada's, when asked which system they preferred overall, 45% chose the US system and 40% chose Canada's

En otras palabras, el sistema americano le gana ligeramente al canadiense y lo haría por mucho mayor márgen si se logra resolver la inequidad derivada de la falta de cobertura (aseguramiento) universal.

Salud (2): Recorrido Gráfico

En la columna hice varias afirmaciones empíricas que paso a mostrarles con más detalle.

1. El gasto en salud pública. Uso, intensivamente, las cifras del informe estadístico 2007, de la OMS, ubicadas acá. Colombia aparece gastando 7.8% del PIB, un 86% proveniente del sector público. Contrastes: Singapur gasta 3.7% del PIB, 34% del sector público; Estados Unidos gasta 15.4%, 44.7% proveniente del sector público. Mundialmente, el gasto es 8.7% del PIB, un 55.9% proveniente del sector público. Conclusión: los colombianos ni gastamos poco, ni se trata de un sistema con énfasis en la provisión privada. Al contrario, gastamos bastante (dado nuestro ingreso) y proveemos el servicio de manera bastante parecido a un régimen socialista.

2. Las cifras proyectadas para Estados Unidos. La técnica es sencilla: extrapolar la tasa de crecimiento que, en exceso del crecimiento del PIB nominal ha ocurrido en los últimos años (2.5% anual). Tomo las cifras concretas de un cuadro del trabajo del Profesor H. Aaron en la conferencia del fed de Boston en 2005.




Acá van sus proyecciones para los regímenes de Medicare y Medicaid, el esquema subsidiado para poblaciones vulnerables y para la tercera edad:




3. En esa conferencia también se presentó el trabajo de la Profesora B. Madrian sobre las distorsiones del sistema de salud americano ---provisto de un fuerte énfasis en la provisión patronal-- sobre el mercado laboral. Ilustrativo, de muchas maneras, para Colombia...

4. Las cifras sobre satisfacción de los usuarios. Utilizo el análisis de la Health Confidence Survey  que hacen Helman & Fronstin.

. Va un gráfico que contiene la cifra que cito en la columna.

Salud ¿Pública? (Columna: Agosto 27)

En ningún país se discute tanto el sistema de provisión de la salud pública, como en los Estados Unidos. Tres hechos explican plenamente por qué. Primero: no obstante estar gastando 15.4% del PIB en salud, casi el doble que los demás países desarrollados, en Estados Unidos no hay cobertura universal. Segundo: si las tendencias recientes se mantienen, este número llegaría a 17.3% en 2010 y a 21.6% en 2020. Tercero: el porcentaje de personas que considera “malo” (la nota más baja) su sistema de salud se duplicó entre 1998 y 2006, llegando a 31%.

El dilema básico, ilustrado muy bien en el caso de Estados Unidos y extremadamente relevante para Colombia, se puede sintetizar así: Mientras que hace 50 años los aportes importantes en salubridad se parecían a un bien público, hoy día los aportes sustanciales provienen de bienes privados. Me refiero a la dimensión económica, no a la acepción jurídica, de un bien “público” y su diferencia con un bien “privado”. Si yo utilizo un bien público no reduzco la utilización de ese mismo bien por parte de otras personas. Si consumo un bien privado, una droga o un procedimiento, nadie más puede hacerlo.

Tener acceso y utilizar agua potable se parece mucho a un bien público, mientras que tener acceso a la tecnología médica de punta es un bien privado. Los bienes públicos explican parte importante de la elevación de la esperanza de vida de 42 años para los nacidos en 1890, a 63 años para los nacidos en 1950. Los bienes privados explican en mucho la elevación del mismo indicador a los niveles actuales, 75 años, y explicará aún más las futuras ganancias, cuantitativas y cualitativas.

La provisión de bienes privados es un problema que resuelve eficientemente el sistema de precios. En salud, empero, este mecanismo resulta, para bien o para mal, inaceptable o incluso repugnante, para la mayoría de la población. En todos los países democráticos hay, por ende, esquemas que buscan proveer este bien privado, involucrando en mayor o menor grado, y de variadas formas específicas, al Estado en su conjunto.

Inicialmente, los avances en salubridad derivados de proveer bienes privados por fuera del mecanismo de mercado es sustancial. La vacunación, por ejemplo, provista en uso de las facultades redistributivas del Estado, genera ganancias sociales, e incluso pecuniarias, que sobrepasan muy ampliamente el costo financiero asumido por la población en su conjunto, y las distorsiones económicas generadas. A medida que la tecnología avanza, lo que era una relación abrumadoramente favorable comienza a debilitarse y los países se ven forzados a aceptar que el acceso de toda la población no es posible, que cualquier paso adelante implica más impuestos y más distorsiones de lo que era el caso en fases anteriores. En algunos países, la exclusión es directa, burda y tajante: hay gente sin aseguramiento, punto. En otros, es indirecta y sofisticada: la gente está teóricamente asegurada, pero los tiempos de espera o el recorte en calidad ejercen la función racionadora.

Como el avance es intensivo en costos, el acceso de toda la población a todos los servicios técnicamente posibles es, en la práctica, imposible, máxime en un país pobre. El reto es pensar seriamente en el mecanismo de racionamiento mas conveniente. Hay dos posibilidades: primero, limitar la oferta de servicios provistos universalmente. Segundo, reducir la demanda, elevando el precio para el usuario del servicio. El problema con insistir en imposibles, en lugar de pensar con seriedad que es lo mejor entre lo posible, es que termina imponiéndose un esquema irracional, excesivamente inequitativo.

Por el lado de oferta, la definición de lo que en Colombia llamamos el Plan Obligatorio en Salud (POS), los bienes y servicios que toda persona asegurada tiene derecho a recibir, es la esencia del problema. En su definición, y dadas las máximas posibilidades financieras de la sociedad, deberían concurrir consideraciones de tipo técnico y científico exclusivamente. Los avances redefinen prácticas y tratamientos a un ritmo que sobrepasa la capacidad de todos --usuarios, funcionarios, jueces-- salvo la comunidad científica. Hablo de un tribunal médico, encargado de estar analizando las mejores prácticas disponibles, y de estar ponderando casos muy excepcionales, cuyas decisiones fueran la última palabra para efectos judiciales. El National Institute for Health and Clinical Excellence en Gran Bretaña es un referente técnico obligado y el recientemente creado comité regulador colombiano puede ser un buen punto de partida.

Por el lado de la demanda, lo cierto es que la actividad aseguradora trae en su entraña la tendencia a sobrereportar siniestros: la evidencia de procedimientos innecesarios, diagnósticos redundantes, etc. es amplia. Las aseguradoras tradicionales han atacado este problema mediante la figura del deducible: de cara a un siniestro, el tenedor de la póliza cancela una fracción del costo. Mas allá de lo esencial, que debe ser un subconjunto del listado básico, a la equidad del sistema le conviene, hace rato, esta figura.

Colombia, por fortuna, tiene como meta el aseguramiento universal en 2010. Hacia adelante, los retos incluyen el tránsito del aseguramiento subsidiado de la mitad de la población al aseguramiento pleno y la definición ética, técnica y financiera de lo que contiene, exacta y sosteniblemente, ese concepto de “universalidad” se hace imperativo.

8/24/2007

Desbalances (12): ¿La hora del té?

Lo sucedidio en los mercados financieros en el último mes hace forzoso pensar en el proceso de ajuste de los desbalances externos que tantos observadores han juzgado insostenibles y sujetos de un forzoso y violento ajuste.

Las preguntas: ¿será que esta vez si comenzó la debacle?. ¿Será que este episodio que vive la economía internacional es el comienzo de un ajuste fuerte de la demanda agregada americana ----y por ende el comienzo del cierre de su desbalance externo?.

1. Si ello fuera cierto, y como lo predice el modelo más serio que defiende la tesis de insostenibilidad (Obsfeld & Rogoff), el dólar se debería estar depreciando, a medida que los ahorradores van reduciendo apetito por activos denominados en esa moneda. Sucede todo lo contario: el dólar se está apreciando.

2. Los países BRIC muy probablemente siguieron acumulando reservas internacionales en medio de esta turbulencia. Viendo el colapso en el precio de tantos activos, de seguro estrán evaluando (o ejecutando) operaciones  --Berkshire Hathaway lo acaba de hacer, comprando 16% de Countrywide, ni mas ni menos que una operadora de hipotecas, ¿por que no el fondo soberano Chino?,

3. Concuerdo parcialmente con el Profesor Michael Pettis cuando dice:

But whatever the fundamental arguments, there are good technical reasons for assuming that the party isn't over yet. The large-scale shift of global reserves into what are being called sovereign wealth funds may provide the party with at least one more bowl of industrial-strength punch.

Y digo "parcialmente" porque en mi opinión este desbalance es una realidad "fundamental" derivada de la coexistencia de dos hechos: un deseo por ahorrar más alto del vigente hace 10 años, en el amanecer de la crisis asiática, y una ausencia (por ahora) de suficientes instrumentos financieros ---por fuera de los Estados Unidos---- adecuados para ejercer como contrapartida

.
4. Una contracción severa de la demanda es totalmente inconsistente con los últimos datos, atinentes a pedidos de bienes durables (crecen 5.9% en Julio).

8/23/2007

Pausa: Economistas colombianos

La revista Semana (casa a la cual pertenece la revista Dinero) ---de donde sale este blog--- me invitó a participar en un interesante foro llamado "5 años de gobierno de Alvaro Uribe: ¿Que tan bien (o mal) lo ha hecho?".
Me pareció curioso, dado que por 4.5 de esos 5 años yo trabajé en el equipo económico de dicho Gobierno. De seguro, los organizadores no estaban buscando, precisamente, objetividad.
En cualquier caso, traté de cumplir la siguiente regla autoimpuesta: por cada "logro" que usted enumere, liste un "desafío" (eufemismo, quizás, para denotar asuntos pendientes. Al final, en mi presentación (PDF) listé 6 y 6.
Una vez listados, me dí cuenta de algo interesante: en ninguno de los "logros" estuvo el gobierno influenciado por ideas emanadas de lo que podríamos llamar "la profesión económica colombiana" (o, coloquialmente, el gremio de economistas. Al contrario, yo personalmente siempre ví a la profesión más bien despistada/desactualizada/desinteresada. Y en cada "desafío" hay una larga lista de economistas que hemos propuesto soluciones, apelando --mas o menos--- a las mismas herramientas y..... sin éxito. Me pareció tierno, por llamarlo de algun modo, escuchar a un colega de foro explicándonos que los impuestos parafiscales constituyen un problema para la modernidad del mercado laboral...
Esta conclusión me reafirma una tesis que vengo mirando con algun cuidado empíricamente hablando (y de lo cual les contaré): En relación con el período anterior a la nueva Constitución, los economistas colombianos hemos perdido relevancia como intelectuales públicos capaces de producir exitosamente memes; hemos perdido relevancia como originadores de propuestas exitosas de reforma de las políticas públicas y hemos perdido relevancia, también, como miembros del debate internacional sobre políticas públicas.
Tengo cifras que ilustran estos tres planteamientos y estoy muy interesado en escuchar interpretaciones... ¿que ha pasado por el lado de la demanda?... ¿y por el lado de la oferta?.

8/19/2007

Infraestructura (3): ¿Nueva tendencia en Estados Unidos?

El colapso de un puente en Minnesota generó un diluvio de críticas al estado de la infraestructura en los Estados Unidos. Sin entrar, por ahora, en los detalles ---que son fascinantes--- vale la pena mirar este artículo sobre la participación privada y la posibilidad de que estemos viendo una nueva tendencia. Punto de fondo: hay interés en estos proyectos, hay enorme actividad en el sector, hay recursos y talentos listos para entrar, y hay necesidades grandes.

(...) the tough work of correcting a generation of overspending on Medicaid, education, and public-employee pensions and benefits isn’t over, and difficult political battles are ahead. But for the first time in over a generation, America’s mayors and governors are looking at a realistic way to start spending in places that they’ve neglected for too long.